Hola nuevamente. Seguimos viajando rumbo a Berlín, así que aproveché a escribir todas las columnas que me faltaban, mientras Karen y el Colo manejan y Marilina, Ceci y Nico duermen!
Llegamos Rotterdam, directo a un camping que teníamos marcado en el GPS, la idea es alternar campings, en los cuales se gasta alrededor de 10 euros por persona, contando que te cobran la carpa, la camioneta, y a veces tenes que comprar fichas para las duchas; con las “P” en las que no pagamos nada.
Los días no nos vienen ayudando, por más que es verano, está lloviendo y hace frío casi todos los días. Salimos desde el camping hacia el centro y paramos en una especie de rotisería para comprar el almuerzo, la verdad que deliciosa la comida, comimos en una plaza por ahí y nos tomamos el ómnibus. El transporte no es nada barato, compramos un pase por el día que incluye ómnibus, metro y tren, a 9 euros cada uno. Pasamos la tarde en un parque precioso, la gente se tira en el pasto a tomar sol, hacer picnics, tocar la guitarra, etc. Bien como en las películas, divino! Es muy común alquilar bicicletas en estas ciudades, hay una infraestructura para éstas muy buena, calles que son solo para bicis, estacionamientos por todos lados, es algo espectacular la verdad.
También es la ciudad de las multas, pero así está, impecable! No se puede comer en el transporte público, no se puede caminar por la senda para bicicletas. Sería muy fácil colarse en el metro, porque es a criterio de cada uno, se sube y se pasa el pase por una maquina, y a la bajada lo mismo, pero nadie está controlando que se haga, el tema es que cada tanto suben inspectores, y las multas son muy grandes.
Luego fuimos a una peatonal llena de comercios a pasear un poco, visitamos el casino, jugamos a la ruleta y perdimos 6 euros con Karen. Volvimos al camping y esa noche nos hicimos un guisito de arroz espectacular! Como llovía pila los del camping nos dejaron cocinar debajo de un techito de unas cabañas que alquilan, así que comimos bárbaro bajo techo. Esa noche dormimos en el camping para emprender camino a Ámsterdam al otro día temprano.
De camino a Ámsterdam hay unos molinos que vale la pena visitar, quedan en un pueblito lindo muy llamado Kinderdijk y los molinos llevan ese nombre también.
Bueo, por acá se termina nuestro paso por Rotterdam, una ciudad muy pintoresca, se viene Amsterdam, ya una mega ciudad!
Besos!
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